Kerouac y Ginsberg, los miembros más célebres de la Generación Beat, estuvieron unidos por una profunda amistad. Extraordinarias por su alcance, su calidad y su intimidad, sus cartas constituÃan un activo laboratorio en el que compartÃan y discutÃan sin cesar ideas en evolución constante, se recomendaban libros, analizaban autores y movimientos literarios, intercambiaban poemas, comentaban los borradores de las nuevas obras... Quizás una de las últimas grandes correspondencias a cuatro manos del siglo XX, revela no sólo los procesos creativos de dos maestros, sino que es también el retrato incomparable de los dos escritores que encabezaron el movimiento cultural y artÃstico que definió a toda una generación.