Las coplas que encontrarán aquí se transmitieron de boca en boca, a través de los ríos y las montañas. Son de todos y de nadie a la vez y son la prueba de que en todas partes y en todas las épocas, la gente se ríe más o menos de lo mismo. Una copla divierte a quien la lea, a quien la recite y a quien la recuerde para no dejar de repetirla. Ana María Shua seleccionó varias para que podamos disfrutarlas. ¡A leer!