"Lo efímero no es lo opuesto a lo eterno. Lo opuesto a lo eterno es lo olvidado... Son las cosas pequeñas las que nos asustan. Las cosas inmensas, aquellas que pueden matarnos, nos hacen valientes." Xavier, insurgente, ha sido encarcelado y su único vínculo con la realidad son las cartas de A¿ida. A medida que un poder sin rostro invade la ciudad, los actos cotidianos se convierten en una forma de resistencia. A¿ida es la ferviente cronista de esa lucha que, como su amor, se hace cada vez más fuerte.