Han pasado más de veinte años desde que Olof Hagström se fue del pueblo. Al regresar a la casa de su familia, sabe que algo anda mal. En el interior, hay un perro aterrado, un hedor terrible y agua estancada en el suelo. Arriba, en la ducha, su padre está muerto. Para la detective policial Eira Sjödin, la investigación resucita pesadillas olvidadas hace mucho tiempo. Tenía solo nueve años cuando Olof Hagström, que entonces tenía catorce, fue declarado culpable de violar y asesinar a una niña del pueblo. Demasiado joven para ser sentenciado, Olof fue enviado a un reformatorio y exiliado de su familia. Nunca había vuelto al pueblo. Hasta ahora. Cada uno en el pueblo tenía algo que ocultar, nadie podía aceptar la verdad de los hechos. Aunque aquello tan terrible ya no se podrá seguir escondiendo.
