Este libro, al igual que a mí, te ayudará a encontrar la luz en los días que parecen más oscuros. A poder decir, con el corazón: Gracias, porque puedo ver el cielo desde mi ventana. Gracias, porque puedo respirar un día más. Gracias, porque tengo el amor incondicional de mi familia. Y así, hasta llegar a diez... Aquella mañana, le había hecho una promesa al médico que me salvó la vida, quien me expresó: "Tenés que escribir sobre esto para que la gente tome conciencia". Sin embargo, fue un juramento del que escapé de mil maneras, quizás para que no doliera tanto el recuerdo. Fueron días de soledad y lejanía de mis afectos. Lloré de emoción profunda mientras escribía cada página. ¡Cuántos detalles recordé! ¡Cuántos momentos vividos! Hoy, cuando la vida me pone a prueba, vuelvo a esos momentos aciagos para comenzar de nuevo. No lo dudo: los momentos difíciles no son bienvenidos, pero nos fortalecen. Escribir Diez Razones abrió las heridas más grandes, esas que no se ven o que oculté para evitar nudos en la garganta. Y me hizo bien. Fue una liberación. Este es mi regalo para ustedes, queridos lectores, esta vez así lo siento y me hace feliz poder hacerlo.
