Desde la foto que un padre o una abuela toman del recién nacido en la sala de maternidad, pasando por las experiencias que se comparten en redes sociales, las reseñas o calificaciones de películas, hoteles o restaurantes, el self-tracking que registra cuánto corrió una persona en una semana, hasta el activismo feminista, social o ambiental y las campañas políticas, todos y todas estamos cada vez más condicionados, directa o indirectamente, por los fenómenos que se dan en el entorno digital.