EL REY DE LA MILONGA "Créame doctor, no hay nada mejor que ser el Rey de la Milonga. Usted pensará que exagero, pero acá en la Argentina -no sé en otros países-, acá, acá, no hay nada más importante que ser el Rey de la Milonga. Arquero de River, tal vez, puede ser, a veces lo pienso, especialmente cuando me acuerdo del Gran Amadeo. Usted lo veía entrar a la cancha a Amadeo Carrizo y se le caían las medias, dígame si no era así, no sé si a usted le gusta mucho el fútbol, pero habrá escuchado hablar de Carrizo." Tenía toda la razón del mundo Guillermo Saccomanno cuando escribió, allá a principios de siglo, que "la literatura del Negro les hace sentir a sus lectores la estupidez humana y logra este efecto sin soberbia, con una inteligencia que es sabiduría". Por eso, en las páginas de El Rey de la Milonga, aparecen todos y cada uno de los arquetipos creados y recreados por el Negro: el guerrillero heroico que apuesta a la revolución para mitigar un calvario infantil, el estudio sobre la verdad o falsedad de la gestión sarmientina para implantar a los gnomos en la Patagonia argentina, un gigante de cuento de hadas que escapa de la literatura para transformarse en genial basquetbolista con conejitos y estrellitas de colores all inclusive . Todos aquí, como para volver a vernos reflejados, descubiertos, agarrados in fraganti, leyendo.