Criada por una nodriza que le cuenta la leyenda de la Difunta Correa, con una madre distante y un padre idealizado, la niña que protagoniza La pureza de las palabras, crece en un pequeño mundo, protegido y en apariencia virtuoso. Sin embargo, la ciudad en la que vive es cada vez más oscura, desprovista de alegría. Las plazas están desiertas, algunas personas desaparecen. Es habitual escuchar disparos y llantas que explotan.