Roberto Arlt decía que la literatura es un cross a la mandíbula. Ese golpe está bien presente en la novela de Carlos Piñeiro Iñíguez. Firpo transformó su derrota en resurrección y su sorprendente vida (en donde política, deporte, música, el submundo y la alta sociedad, todos mezclados, y que Discépolo supo describir muy bien) lo transformó en un personaje que fascinó a todo un país. Hizo que el cuadrilátero de la memoria se trasformara no sólo en el escenario de la pasión de dos hombres, sino también en el de toda una sociedad. LUIS GUSMÁN