Según Alain Badiou, «toda filosofÃa, incluso y sobre todo si se apoya en saberes cientÃficos complejos, obras de arte innovadoras, polÃticas revolucionarias y amores intensos, es una metafÃsica de la felicidad, de lo contrario no merece que se le dedique ni una hora de esfuerzo. Por lo tanto, ¿para qué imponerle al pensamiento y a la vida las formidables pruebas de la demostración, de la lógica general de los pensamientos, de la inteligencia de los formalismos, de la atenta lectura de poemas recientes, del riesgo de involucrarse en manifestaciones masivas, de amores sin garantÃas, a no ser porque todo esto es necesario para que exista por fin la verdadera vida, aquella que Rimbaud considera que está ausente, y que nosotros, filósofos, sostenemos que toda forma de escepticismo, de cinismo, de relativismo y de vana ironÃa, la rechazan, ya que, ausente ella, jamás puede ser totalmente verdadera la vida?». En 'MetafÃsica de la felicidad real', el gran filósofo francés ofrece su propia versión de esta certeza.