Los cuentos de Todo lo que toca consolidan los núcleos que en la ópera prima de Rogelio Lart funcionaban como la condición del relato, su razón y su fuerza de exploración, pero ahora esos núcleos, que son la criminalidad, la realidad, la historia y la literatura, confluyen en dos emergentes, dos vectores que regÃan solapados: la violencia, que es el tema, pero siempre asentada en su matriz polÃtica, incluso cuando se trate de la infancia o la subjetividad; y la ficción, que es aquà la posibilidad de atravesar el tiempo, horadarlo, y refutar la realidad. Violencia y ficción. Los relatos de Lart, en la progresión que trabajan desde La máquina de matar ilusos, dicen que la forma del cuento requiere entender de qué modo todo ese sistema debe tributar en el valor polÃtico de la literatura.