Los seres mágicos son, es cierto, patrimonio de toda cultura originaria, de cualquier latitud. Pero los pueblos nativos de América, y en especial los del Sur, están sin duda entre los más creativos a la hora de desplegar ese abanico que constituye todo imaginario popular: duendes, sirenas, criaturas mágicas, hadas, espíritus de luz, entes oscuros, fuerzas invisibles y animales fantásticos se multiplican en las tradiciones de los mapuches, los tehuelches, los huillichas o los onas como en pocas otras culturas del mundo.