Cada persona tiene su propia idea sobre la Toscana, incluso aquellas que nunca han visitado la región. Célebre en todo el mundo por su cultura y su historia, la Toscana tiene tanto que ver con los olivos ancestrales, las granjas rústicas y los cipreses alineados en la bruma de la mañana como con los hermosos cuadros, las esculturas majestuosas, los pueblos medievales y las obras maestras de la arquitectura. Pero la realidad de la Toscana es más compleja de lo que esta estampa idílica sugiere. Hay pocos lugares en el mundo cuyos habitantes puedan calificarse a sí mismos como mangiafagioli (devoradores de alubias) y acto seguido, sin presunción, contarnos que su tierra ha dado al mundo genios de la talla de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, sin que suponga para ellos ninguna contradicción. La mejor expresión de la esencia de la Toscana reposa en su cocina. Aspecto imperecedero de la región, la cocina toscana actual suscita tanto interés y alabanzas como su herencia artística y cultural. Su calidad, su sencillez y su sabor se reconocen en el mundo entero. Pero, ¿qué es la cocina toscana? Es el legado de dos tradiciones distintas: la del campo y la de la ciudad. La cocina campesina, nacida de la pobreza y la necesidad, se caracteriza por los atributos de una cultura que fue capaz de adaptarse para potenciar lo que le ofrecía la tierra. De la ciudad procede la cocina de la nobleza, con toda la riqueza y el esplendor que cabe esperar de ciudades tan singulares como Florencia, Siena y Pisa.
